
En el once
inicial entró Lekic por un Barrera que no estaba en su mejor momento, pero que
demostró que se le echa en falta hoy en día mucho en este equipo. Y como bien
decía Sandoval en su previa, no por tener más delanteros se juega más ofensivo
y “no nos equivoquemos, que en Ipurúa no debe ser todo balones por alto”, pues
sí, la teoría la conocía, pero el mismo no lo llevó a la práctica y ocurrió lo
que todos vimos, aunque muy condicionado por esos pequeños detalles que inclinan
los partidos.


Si ya el tono
del equipo hacía que se esperaran cambios al descanso, este gol debería de
haberlos acelerado, sobre todo viendo que jugadores como Cases o Carmona no se
encontraban cómodos en este partido, además de que el mallorquín ya tenía una
tarjeta amarilla. Pero Sandoval no lo debió ver así y, a buen seguro que se
arrepintió, aunque no lo reconociera (faltaba más…)
Porque en el
primer cuarto de hora de la prolongación terminó de definirse el partido. En el
minuto 50, Carmona salta con el codo en alto, golpeando a un contrario y ve la
segunda cartulina amarilla (en lugar de sustituido, expulsado), en el minuto
52, jugada por la izquierda y el centro al medio del área lo remata viniendo
desde atrás y libre de marca Jota Peleteiro. Partido ya cuesta arriba, que se
acaba de decantar en el minuto 58, cuando el propio Jota saca una falta cercana
al área, Cuéllar realiza una palomita de las suyas para sacar el balón a una
mano y el rechace lo aprovecha Albentosa, al que Sergio no siguió en la marca,
para batir a placer a Cuellar y establecer el sonrojante y definitivo marcador
de 3-0.
Como las
desgracias nunca vienen solas, llegó la expulsión de Cuellar (que se fue
ovacionado por el público de Ipurúa) por cortar un balón con la mano fuera del
área al intentar parar un contrataque eibarrés. Entró Alberto por Scepovic,
aunque no tuvo ocasión de demostrar si puede ser portero para el Sporting. El
domingo contra el Numancia lo veremos.
Desde ahí hasta
el final, un Eibar que se dedicó a dormir el balón, guardándose para lo que le
queda de temporada y un Sporting que ya no sabía dónde meterse, sin espíritu ni
idea, ni suficientes jugadores para
tratar de acercarse en el marcador.
Esperemos que
haya sido una mala tarde, pero es que por desgracia este equipo nos tiene
acostumbrado a ellas, sobre todo en días donde hay que dar el todo por el todo,
como era hoy en el campo del sorprendente líder. Ya lo dijo Sandoval, hoy era
un partido para ganar, más que para jugar; pues no les quedó muy claro ni a sus
jugadores ni a él mismo, vista la actitud sobre el terreno de unos y las malas
decisiones del otro.

PUXA SPORTING.
Por Antonio Tobías
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