Si no recuerdo mal, debía tener yo
más o menos 5 añitos. Por aquel entonces poco sabía yo de fútbol. En mi casa
todos somos sportinguistas de corazón, pero por ejemplo mi padre y mi hermano (el
segundo) son del Barsa y el mayor del Madrid, el pequeño según tuviera el día
era de uno u otro. Yo soy la única chica entre todos y casi siempre me tocaba a
mi pedirle las cosas a mi padre porque decían que a mi me hacía más caso. Mi
hermano mayor se enteró de que venía el Madrid y que iba a entrenar en Mareo a
puertas abiertas. Y ahí empieza el lío.
Anda...dile a papá que quieres ir a
Mareo a ver si nos lleva...porfa...
Y parece que mi hermano tenía razón
y organizamos la visita a Mareo. Yo la verdad que no tenía ni la menor idea de
lo que era Mareo ni a donde íbamos.
Sólo se que
mi hermano estaba muy nervioso...el tenía 9 años. Íbamos en el coche muy
callados...mi padre puso música y cantaba. Estaba contento también. Me miraba
por el retrovisor y me sonreía.
Cuando llegamos y bajamos del coche
mi hermano me agarró muy fuerte de la mano para que no me perdiera porque había
muchísima gente...Pues si que deben ser importantes porque nunca había visto
tanta gente junta.
Mi hermano me dijo: - No me sueltes
la mano pase lo que pase y no te separes de mi.
Siempre fue mi hermano favorito y yo
era su hermanita. Sabía que yo estaba allí por él... porque él me lo había
pedido. Yo estaba allí sin saber muy bien lo que iba a pasar.
Cuando papá nos dijo que nos
fuésemos acercando un poco si queríamos ver algo que si no, no les íbamos a ver
salir y así lo hicimos. Nos pusimos al lado de la escalera por donde suponíamos
que iban a bajar. Y de repente empezó el revuelo y los gritos de la gente. Mi
hermano me apretaba la mano con tanta fuerza que creo que todavía me duele a
día de hoy. Estaba nerviosa pero no por mí...por mi hermano. Tenía una cara de
felicidad que me encantaba ver. Se ponía muy guapo cuando estaba contento.
Entonces me dijo: - Verás... son los
jugadores que salen en la tele, son los de verdad, que guay...fíjate bien a ver
si conoces a alguno.
Como era
pequeña se dio cuenta de que no veía nada y me cogió en el cuello como pudo el
pobre...empezaron a pasar por nuestro lado...su cara se iluminó. Una gran
sonrisa salió de sus labios y me miró con esa cara que a mi tanto me gustaba.
Vi venir a dos de ellos que si que
conocía... Hugo Sánchez y Emilio Butragueño...que al pasar me rozó sin querer.
Mi hermano se río porque yo me queje del leve empujón.
Empezó el entrenamiento y fuimos
donde estaba papá que no nos había quitado el ojo de encima, por supuesto.
Mi hermano parecía una
ametralladora...no podía callar. Fuimos a coger sitio cerca de la valla para
verlos más de cerca
Y aquí viene lo mejor...mi padre me
dijo: Sabes quién es ese tan alto?
No...papi...no lo se
Pues mira...es Maceda...jugaba en el
Sporting.
Ah...¿y ya
no juega papá? Si...¿no ves que está jugando?
De repente se escapó un balón y que
venía hacia mí. Yo no me atreví a moverme por si se pensaban que me lo quería
quedar o algo así. El chico que me había enseñado papá hacía un
ratito...Maceda...venía hacia mí a buscar ese balón.
Y me dice: Venga...pásamelo. Miré a
mi padre con cara de susto esperando a ver qué me decía...y me suelta...venga
guaja tírasela ya...
Lo q no sabía mi padre es que el
balón nunca me hacía caso y se iba a donde él quería, no donde yo quería que
fuera. Sabia que no lo iba a tirar bien, pero aún así le di una patada muy
fuerte. Claro que pasó lo que yo me suponía... lo mande al lado contrario al que
lo tenía que mandar.
Casi me muero de la vergüenza...
pero mi hermano que me vio la cara y sabía qué me pasaba, vino corriendo y me
dijo: Tranquila... es que ese balón no es como el nuestro...pesa mucho más que
la nuestra y tú todavía eres muy pequeña. Es normal que no puedas darle bien.
Ya empezaban
a recoger para irse, cuando vi q venía hacia nosotros caminando Maceda...yo
quería irme pero mi hermano quería verlo de cerca y esperé allí quieta casi sin
respirar.
Cómo te llamas? Le dije mi nombre y
seguidamente me dice...No te pongas triste, una niña como tú con esos ojazos y
esa melena tan preciosa no puede estar triste nunca por nada. Me sonrió y yo a
él y entonces se fue.
Mi padre y mi hermano estaban con
los ojos como platos cuando me di la vuelta...y va y me dice mi hermano...por
una vez te ha venido bien ser tan patosa...
Los tres nos echamos a reír a
carcajadas...fuimos a buscar el coche y de camino a casa.
Creo que ahí comenzó mi afición al
fútbol... gracias a mi hermano. Y así sigo a día de hoy sufriendo con esos
chicos de pantalón corto q le dan patadas a un balón.
Gracias hermanito.
Gracias por compartir muchos
momentos inolvidables a tu lado.
FIN
Por REBECA FERNANDEZ