
Esta tarde en el
Molinón, he vuelto a sentir vergüenza viendo a estos jugadores deambular, y
bien digo, deambular por el perfecto césped gijonés (al que regamos para que
vaya rápido y lo que conseguimos es que nuestros jugadores se resbalen; ¿ya no
sabemos ni escoger las botas?). Y nuevamente, una vez más, y ya me canso de
contar el número de ellas, un equipo con nada de nada, haciendo lo justo, pero
sabiendo lo que quieren hacer, se vuelve a llevar el botín de nuestro templo.
Prácticamente no
sé lo que escribir; es tal la indignación que siento y la cantidad de
exabruptos que se me vienen a la cabeza, la cantidad de decepciones que se me
agolpan en la mente, que no sé por dónde empezar. Somos tremendamente blandos,
sin personalidad sobre el terreno, sin un jugador capaz de llevar la batuta (ya
no digo la del juego), de estimular, mover, dirigir, corregir sobre el terreno
a sus compañeros, alguien que pueda marcar el tempo del partido, lo que se
necesita en cada momento, sea presión, sea control; una extensión del
entrenador en el terreno, pero claro, he llegado al centro de la cuestión, he
mencionado la palabra que hace que mis nervios se descontrolen, he osado hablar
de entrenador en este equipo. Pero cómo se me ocurre pedir la extensión del
entrenador, cuando en este equipo se carece del mismo; lo que hay es una
persona con este título y que se dedica a hacer las alineaciones, decidir los
cambios y diría que nada más, porque hasta ya dudo que lo que hacen en Mareo
sea entrenar, pero como no suelo verlo, me abstengo de opinar con criterio.
Ya os lo dije,
demasiadas ideas inconexas y la mente poco fría que se necesita para escribir,
pero bueno, como en torno a este equipo da igual hacer las cosas bien o mal,
ahí lo dejo, sin retocarlo, sin revisarlo, tal y como ha salido, fruto de la
improvisación; me podéis incluir en el grupo de los incompetentes.
Trataré de hacer
una película de lo que vi esta tarde en el Molinón, aunque me salga un guión
digno del género del terror (o de una de las comedias más hilarantes, quién sabe,
ni para eso tenemos la personalidad marcada):
En el once
inicial, las esperadas entradas de Ivan por Bernardo y Lora ocupando el centro
en lugar de Sergio; y en la delantera finalmente se decantó por Lekic en el
centro, Scepovic a la derecha e Isma López en la banda izquierda (un dato,
hasta el día de hoy, Isma acumulaba 734 minutos en liga).

Pero en dos
minutos, entre el 39 y 40, todo cambió. Primero, un contrataque cordobés lo
finaliza Uli Dávila con una vaselina que pilla a Cuellar fuera de sitio y se estrella
en la parte superior del larguero; el guardameta, en lugar de apresurarse a
sacar, salió fuera del área, dirigiéndose a gritos a alguno de sus compañeros,
para recriminarles la acción y que permitieran esa ocasión. No quito que
tuviera razón en el argumento, pero no le encuentro explicación a dicha bronca,
con la consiguiente pérdida de tiempo cuando todavía estábamos con empate a
cero y debíamos tratar de marcar antes del descanso y por la imagen de
nerviosismo mostrada al contrario y a la afición. A partir de ese momento,
Cuéllar se ganó las protestas del público en cada intervención, sobre todo
porque acto seguido, en el siguiente ataque cordobés, un centro de Pinillos desde
su izquierda lo remata plácidamente Pedro de cabeza, ante la pasividad de
Canella, principalmente, de Mandi y la no salida de Cuéllar al centro. Desde
ahí se desinfló el equipo y hasta el descanso simplemente un remate de Lekic a
la salida de un córner.
Ya se percibía
sensación de nerviosismo y precipitación en el juego rojiblanco, que se
confirmó en una nefasta segunda parte. Además en el minuto 50 se lesionó
Christian Bustos, esperemos que no sea grave, y perdimos al único jugador que
estaba dando algo de equilibrio en el centro del campo. Entró en su lugar
Carmona y Lora retrasó algo más su posición, aunque ninguno hacía la labor
propia de Bustos.

Fin del partido
y pitada del respetable hacia los jugadores en su retirada.
LOS NUESTROS
Hoy va a ser
fácil el análisis individual de los jugadores, ninguno se salva.
Cuellar
transmitiendo una inseguridad y un nerviosismo fuera de todo lugar, ante un
equipo contrario prácticamente inoperante en ataque.
En la defensa,
los centrales con errores de bulto en el cálculo a la hora de despejar, sin
anticiparse, incluso perdiendo la posición.
Luis Hernández,
nada de nada reseñable y Canella, que era de los más entonados en ataque,
cometió un error imperdonable en el primer gol y luego su rendimiento decayó increíblemente.

Isma López hizo
algún intento, pero no está en forma ni tiene ritmo de partidos y no fue capaz
de desbordar en su juego de extremo. Y los serbios ayer tampoco estuvieron a la
altura. Lekic falló alguna ocasión relativamente clara al principio, pero luego
se difuminó al llegar el declive del equipo y no recibir balones. Scepovic ayer
jugó en la banda derecha, lo cual también se notó en la falta de apoyo
defensivo para Luis Hernández, este no es el trabajo del serbio. Y no sé si por
fruto de la desesperación al no conseguir desarrollar su juego, pero llegó a
mostrar una apatía y dejadez que nunca le había visto, recibiendo incluso
alguna advertencia por parte de Sandoval, al no presionar o no intentar llegar
a algún balón. Y esto es lo que no es de recibo, ningún jugador debe mostrar
esa actitud en el terreno, por mucho que seas la figura del equipo y estés
cansado de verte castigado en una banda, debes dejarte el alma siempre…
Los cambios,
Carmona aportó más desorganización al centro del campo, Jara desbordó un par de
veces por su banda y Guerrero salió con ímpetu y se encontró con el gol.
Y finalmente el
entrenador, del cual ya dije algo antes y ya no tengo más que añadir.
Simplemente: Sandoval, le estás haciendo mucho daño al Sporting y serás
recordado como uno de los episodios más negros de la reciente historia
rojiblanca.
Puede que haya
llegado el momento de que el Consejo mueva ficha y le abra la puerta de la
enfermería (recordad su alegato de “puerta grande o enfermería) al de Humanes y
nos atrevamos para este último tramo y ya a la desesperada a probar con el Pitu
Abelardo, al cual se le vendría encima una patata caliente, pero la permanencia
de Sandoval en el banquillo sólo nos puede traer perjuicios.
Antes de
finalizar, un pequeño apunte relacionado con una pregunta que se hizo el jueves
pasado en Directo Molinón, acerca de cuál era la orden recibida para poner el
balón en juego por parte del portero. Pues ayer, Cuellar puso en juego 32 balones:
16 tras saque de puerta, falta o fuera de juego, de los que 6 lanzó en largo, 6
en corto y 4 con la mano a banda; y otros 16, tras recibir el balón cedido por
sus defensas, de los que 4 lanzó en largo y 12 pasó en corto de nuevo a los
defensas.

Es una pena,
pero han hecho que pierda completamente la esperanza en este equipo.
Seguiré
apoyándoles y siguiéndoles como he hecho desde hace cuarenta años y seguiré
siendo sportinguista hasta la médula, eso no me lo quitará ni este entrenador
ni esta plantilla, ni esta directiva, por mucho que lo intenten.
PUXA SPORTING….SIEMPRE
CONTIGO.
Por Antonio Tobías