martes, 8 de abril de 2014

RESUMEN DEL SPORTING 1 – CORDOBA 2. ABSOLUTAMENTE INADMISIBLE.



Este cuento ya se ha acabado. Es un hecho. El ascenso directo ya es una utopía (casi estoy por darle la enhorabuena a Deportivo y Las Palmas, a los cuales veo en esas dos posiciones) y la promoción es algo que estoy empezando a ver peligrar, visto el cariz que toman los acontecimientos.



Esta tarde en el Molinón, he vuelto a sentir vergüenza viendo a estos jugadores deambular, y bien digo, deambular por el perfecto césped gijonés (al que regamos para que vaya rápido y lo que conseguimos es que nuestros jugadores se resbalen; ¿ya no sabemos ni escoger las botas?). Y nuevamente, una vez más, y ya me canso de contar el número de ellas, un equipo con nada de nada, haciendo lo justo, pero sabiendo lo que quieren hacer, se vuelve a llevar el botín de nuestro templo.

Prácticamente no sé lo que escribir; es tal la indignación que siento y la cantidad de exabruptos que se me vienen a la cabeza, la cantidad de decepciones que se me agolpan en la mente, que no sé por dónde empezar. Somos tremendamente blandos, sin personalidad sobre el terreno, sin un jugador capaz de llevar la batuta (ya no digo la del juego), de estimular, mover, dirigir, corregir sobre el terreno a sus compañeros, alguien que pueda marcar el tempo del partido, lo que se necesita en cada momento, sea presión, sea control; una extensión del entrenador en el terreno, pero claro, he llegado al centro de la cuestión, he mencionado la palabra que hace que mis nervios se descontrolen, he osado hablar de entrenador en este equipo. Pero cómo se me ocurre pedir la extensión del entrenador, cuando en este equipo se carece del mismo; lo que hay es una persona con este título y que se dedica a hacer las alineaciones, decidir los cambios y diría que nada más, porque hasta ya dudo que lo que hacen en Mareo sea entrenar, pero como no suelo verlo, me abstengo de opinar con criterio.

Ya os lo dije, demasiadas ideas inconexas y la mente poco fría que se necesita para escribir, pero bueno, como en torno a este equipo da igual hacer las cosas bien o mal, ahí lo dejo, sin retocarlo, sin revisarlo, tal y como ha salido, fruto de la improvisación; me podéis incluir en el grupo de los incompetentes.



Trataré de hacer una película de lo que vi esta tarde en el Molinón, aunque me salga un guión digno del género del terror (o de una de las comedias más hilarantes, quién sabe, ni para eso tenemos la personalidad marcada):

En el once inicial, las esperadas entradas de Ivan por Bernardo y Lora ocupando el centro en lugar de Sergio; y en la delantera finalmente se decantó por Lekic en el centro, Scepovic a la derecha e Isma López en la banda izquierda (un dato, hasta el día de hoy, Isma acumulaba 734 minutos en liga).

El Sporting se hace dominador del esférico y llega muchas más veces al área que su rival; no por un juego fluído, sino por combinaciones sueltas y esporádicas, principalmente por la banda izquierda. Como ocasiones, reseñar en el minuto 15 un centro de Canella, tras combinar con Isma, que remata sólo Lekic de cabeza por encima del larguero. En el 22’, saque de banda largo de Luis H y remate flojo de cabeza de Lekic a las manos de Juan Carlos. En el 24’ tras dos centros y rechaces consecutivos, engancha el balón Bustos en la frontal del área y Juan Carlos se luce desviando a córner. Y en el 30’ un centro de Canella lo remata Scepovic y el guardameta cordobés desvía a córner. Como dije, sin un juego brillante, pero se conseguía llegar al área cordobesa y se les obligaba a estar muy concentrados en la parcela defensiva. Se forzaron numerosos corners, pero no se llegaba a rematar prácticamente ninguno en condiciones.

Pero en dos minutos, entre el 39 y 40, todo cambió. Primero, un contrataque cordobés lo finaliza Uli Dávila con una vaselina que pilla a Cuellar fuera de sitio y se estrella en la parte superior del larguero; el guardameta, en lugar de apresurarse a sacar, salió fuera del área, dirigiéndose a gritos a alguno de sus compañeros, para recriminarles la acción y que permitieran esa ocasión. No quito que tuviera razón en el argumento, pero no le encuentro explicación a dicha bronca, con la consiguiente pérdida de tiempo cuando todavía estábamos con empate a cero y debíamos tratar de marcar antes del descanso y por la imagen de nerviosismo mostrada al contrario y a la afición. A partir de ese momento, Cuéllar se ganó las protestas del público en cada intervención, sobre todo porque acto seguido, en el siguiente ataque cordobés, un centro de Pinillos desde su izquierda lo remata plácidamente Pedro de cabeza, ante la pasividad de Canella, principalmente, de Mandi y la no salida de Cuéllar al centro. Desde ahí se desinfló el equipo y hasta el descanso simplemente un remate de Lekic a la salida de un córner.

Ya se percibía sensación de nerviosismo y precipitación en el juego rojiblanco, que se confirmó en una nefasta segunda parte. Además en el minuto 50 se lesionó Christian Bustos, esperemos que no sea grave, y perdimos al único jugador que estaba dando algo de equilibrio en el centro del campo. Entró en su lugar Carmona y Lora retrasó algo más su posición, aunque ninguno hacía la labor propia de Bustos.

El Córdoba se dedicó a perder todo el tiempo posible, con petición de atención médica prácticamente en cada falta y el Sporting no era capaz de trenzar jugadas, con una absoluta falta de visión en la distribución del juego, sin saber escoger la mejor opción en cada momento, sin ser capaces de ver al compañero libre o el desmarque. La puntilla llegó en el 68’, cuando en una jugada sin aparente peligro, Pedro dispara desde fuera del área, un tiro flojo y que no debería haber tenido problemas para Cuellar, pero que pega en Iván H., desvía la trayectoria y se cuela en la portería, dando prácticamente por finalizado el partido. Si la sensación ya era de un equipo en decadencia, tras este gol ya se palpaba la tensión, la falta total y absoluta de creer en sí mismos y en sus posibilidades. El juego se volvió más anárquico si cabe y ni siquiera afloró el empuje del partido contra el Numancia hace 4 jornadas. A falta de dos minutos, se consiguió el gol que podría haber provocado el nerviosismo cordobés, tras una jugada individual de Jara y remate de Guerrero en boca de gol. Pero el nerviosismo se apoderó más si cabe de los rojiblancos, que no atinaban a llevar el balón al área andaluza.

Fin del partido y pitada del respetable hacia los jugadores en su retirada.



LOS NUESTROS

Hoy va a ser fácil el análisis individual de los jugadores, ninguno se salva.

Cuellar transmitiendo una inseguridad y un nerviosismo fuera de todo lugar, ante un equipo contrario prácticamente inoperante en ataque.

En la defensa, los centrales con errores de bulto en el cálculo a la hora de despejar, sin anticiparse, incluso perdiendo la posición.

Luis Hernández, nada de nada reseñable y Canella, que era de los más entonados en ataque, cometió un error imperdonable en el primer gol y luego su rendimiento decayó increíblemente.

Bustos era el único que aportaba algo de criterio, incluso llegando al área rival y tratando de cubrir campo en labores defensivas. Lora con mucha movilidad y buscando organizar el juego, pero no es lo suyo, además de que no logra estabilidad al cambiar de posición en cada partido (no se me había ocurrido, pero a lo mejor podemos pensar en él para suplir la baja de Cuellar en Sabadell, total, por probar…). A Nacho Cases se le vió por el gran numero de saques de esquina que botó, porque en la organización (¿?) estuvo totalmente desaparecido y escondido, no tiene ni la calidad ni la personalidad para llevar la batuta de este equipo.

Isma López hizo algún intento, pero no está en forma ni tiene ritmo de partidos y no fue capaz de desbordar en su juego de extremo. Y los serbios ayer tampoco estuvieron a la altura. Lekic falló alguna ocasión relativamente clara al principio, pero luego se difuminó al llegar el declive del equipo y no recibir balones. Scepovic ayer jugó en la banda derecha, lo cual también se notó en la falta de apoyo defensivo para Luis Hernández, este no es el trabajo del serbio. Y no sé si por fruto de la desesperación al no conseguir desarrollar su juego, pero llegó a mostrar una apatía y dejadez que nunca le había visto, recibiendo incluso alguna advertencia por parte de Sandoval, al no presionar o no intentar llegar a algún balón. Y esto es lo que no es de recibo, ningún jugador debe mostrar esa actitud en el terreno, por mucho que seas la figura del equipo y estés cansado de verte castigado en una banda, debes dejarte el alma siempre…

Los cambios, Carmona aportó más desorganización al centro del campo, Jara desbordó un par de veces por su banda y Guerrero salió con ímpetu y se encontró con el gol.



Y finalmente el entrenador, del cual ya dije algo antes y ya no tengo más que añadir. Simplemente: Sandoval, le estás haciendo mucho daño al Sporting y serás recordado como uno de los episodios más negros de la reciente historia rojiblanca.

Puede que haya llegado el momento de que el Consejo mueva ficha y le abra la puerta de la enfermería (recordad su alegato de “puerta grande o enfermería) al de Humanes y nos atrevamos para este último tramo y ya a la desesperada a probar con el Pitu Abelardo, al cual se le vendría encima una patata caliente, pero la permanencia de Sandoval en el banquillo sólo nos puede traer perjuicios.



Antes de finalizar, un pequeño apunte relacionado con una pregunta que se hizo el jueves pasado en Directo Molinón, acerca de cuál era la orden recibida para poner el balón en juego por parte del portero. Pues ayer, Cuellar puso en juego 32 balones: 16 tras saque de puerta, falta o fuera de juego, de los que 6 lanzó en largo, 6 en corto y 4 con la mano a banda; y otros 16, tras recibir el balón cedido por sus defensas, de los que 4 lanzó en largo y 12 pasó en corto de nuevo a los defensas.



Con esto finalizo la crónica de este nefasto día vivido en nuestro templo, el que creo que ha sido un punto de inflexión en la temporada y en el que el equipo ha mostrado su peor cara, esa imagen de equipo derrotado, sin soluciones, sin esperanza, sin confianza en ellos mismos, sin la tensión e intensidad y concentración necesarias para la práctica del deporte.

Es una pena, pero han hecho que pierda completamente la esperanza en este equipo.

Seguiré apoyándoles y siguiéndoles como he hecho desde hace cuarenta años y seguiré siendo sportinguista hasta la médula, eso no me lo quitará ni este entrenador ni esta plantilla, ni esta directiva, por mucho que lo intenten.

PUXA SPORTING….SIEMPRE CONTIGO.
Por Antonio Tobías