Transcripción literal del artículo del periodista Carlos Llamas publicado en su blog
El Sporting podrá ascender a Primera, pero en un sector del
sportinguismo ya se ha rechazado cualquier mérito de su entrenador en la
posible consecución del objetivo. Sandoval no ascenderá, sólo será una
mera comparsa. Pese a él, el equipo puede lograr el ascenso. Esto ya lo
tiene establecido un numeroso y heterogéneo grupo que sigue al Sporting.
Para que una idea arraigue con fuerza es necesario sostenerla con
unas premisas sencillas y convenientemente repetidas durante un extenso
período de tiempo. En el caso del Sporting se resumen en dos. Primera:
el equipo rojiblanco tiene muchos jugadores muy buenos, los mejores de
la Liga. Segunda: el nivel de la categoría es muy flojo. Por lo tanto,
el ascenso es la consecuencia lógica, y no lograrlo sería un fracaso con
el entrenador como gran responsable.
La discusión de esas premisas, claramente cuestionables, no cabe en
ese nutrido sector rojiblanco. No hay más. O Sandoval asciende al
Sporting o será un técnico fracasado de por vida que desperdició una
oportunidad histórica. Quienes respaldan esas dos premisas se basan en
la calidad de Scepovic, Lekic, Nacho Cases, Barrera o Cuéllar. Son
periodistas y aficionados que cada domingo, convencidos, se van de El
Molinón despachándose a gusto contra la escasa calidad de todos los
rivales del Sporting.
Poco importa la caída del presupuesto rojiblanco y que varios clubes
cuenten con economías similares en la confección de las plantillas.
Tampoco importa que Sandoval se corrija a sí mismo y, por ejemplo,
cuente con Sergio Álvarez: rápidamente aparece una pléyade de críticos
censurándole por sus decisiones veraniegas, esas mismas que, según esa
crítica general, hicieron que el Sporting contara con la mejor plantilla
de la categoría. Sus apuestas tácticas, dicen, entorpecen el
funcionamiento del equipo. Hay quienes nunca le van a reconocer un
acierto. Se equivoca en los cambios, en los planteamientos, en la
ubicación de los jugadores, en las ruedas de prensa. Representan la
siguiente corriente: el Sporting va cuarto pese a Sandoval. Una derrota
como la de Eibar sirve para atacar las bases de un proyecto que mantiene
intactas las opciones de ascenso.
José Ramón Sandoval erró con frecuencia desde su llegada a Gijón. Le
costó acertar en la pizarra, controlar el mensaje y mostrar más
comprensión ante las críticas. La pasada temporada fracasó. El
entrenador fue evolucionando a marchas forzadas. En Asturias no se ha
caracterizado por ser un técnico especialmente cercano a la prensa.
Pero, más allá de filias y fobias, ahora los datos objetivos le
respaldan a falta del desenlace. Si el Sporting logra el ascenso en
junio, Sandoval merecerá un gran reconocimiento. Sin premisas.