sábado, 5 de septiembre de 2015

EL GUARDIAN DE LA PORTERIA, CUELLAR

Coraje. Motivación. Intimidación al rival. Amor al fútbol. Orgullo hacia sí mismo. Confianza en su equipo. Amor al rojiblanco, quizá más de lo que él cree. Picardía otorgada por la veteranía. Capaz de lo mejor y de lo peor, pero siempre dando la cara. Clave en los éxitos de este Sporting. Guardián de oro. Emeritense de origen y corazón. Todo ello es Iván Cuéllar Sacristán. Con el desconocimiento que tengo sobre su persona, basta con observarle sobre el campo para saber cómo es ‘el Pichu’.
Zamora de 2ª div. promete en la 1ª | elcomercio.es
Su carrera no ha sido fácil, ha tenido momentos de luces y gloria y otros de sombras y tristeza. Las lesiones le han jugado más de una mala pasada, frenándole a veces en exceso. Pero ya lo dijo en su día Preciado: “mañana saldrá el sol”. Quizá a veces tarda más de la cuenta y la tormenta se ceba con algunos, pero siempre vuelve a brillar. Y que se lo digan a Cuéllar. Ahora, a sus 31 años, con la responsabilidad que da la veteranía y con el orgullo que supone poder guiar a un conjunto de ‘guajes’, vive su momento más dulce. Él fue parte protagonista del ascenso y en estas dos primeras jornadas de Liga, especialmente frente al Real Madrid, brilló como el sol que él tanto esperaba.
Pichu es locura, picardía, veteranía. Es seguro, pero a veces kamikaze. Es un grande. El de los gritos de alarma al equipo con la perspectiva que da la ‘cárcel de cal’. Es un gran líder en un grupo de jóvenes jinetes que, junto a él, luchan por custodiar el honor del Real Sporting de Gijón.
A veces no se le reconoce su trabajo. Pero Pichu es como bien rezan muchos aficionados al fútbol: “uno di noi”. Y con gran orgullo hay que decirlo… Porque lo merece.

Cuellar en los garajes del Molinon | ssdg






Ya se han disputado dos jornadas y él, junto al bloque infranqueable que supone su zaga, mantienen la portería a cero. Este dato nunca antes se había escrito en la historia del Sporting. Este dato es para aplaudir a Cuéllar durante minutos y en pie, como en los grandes espectáculos. Porque sí, el fútbol también es arte. Y, cuidado, que todavía puede seguir sumando minutos sin encajar goles… Quién sabe, quizá opte al trofeo Zamora. Porque el sol brilla y brilla con fuerza.