Coraje. Motivación. Intimidación al rival. Amor al fútbol. Orgullo
hacia sí mismo. Confianza en su equipo. Amor al rojiblanco, quizá más de
lo que él cree. Picardía otorgada por la veteranía. Capaz de lo mejor y
de lo peor, pero siempre dando la cara. Clave en los éxitos de este
Sporting. Guardián de oro. Emeritense de origen y corazón. Todo ello es Iván Cuéllar Sacristán. Con el desconocimiento que tengo sobre su persona, basta con observarle sobre el campo para saber cómo es ‘el Pichu’.
Zamora de 2ª div. promete en la 1ª | elcomercio.es |
Su carrera no ha sido fácil, ha tenido momentos de luces y gloria y
otros de sombras y tristeza. Las lesiones le han jugado más de una mala
pasada, frenándole a veces en exceso. Pero ya lo dijo en su día
Preciado: “mañana saldrá el sol”. Quizá a veces tarda más de la
cuenta y la tormenta se ceba con algunos, pero siempre vuelve a brillar.
Y que se lo digan a Cuéllar. Ahora, a sus 31 años, con la
responsabilidad que da la veteranía y con el orgullo que supone poder
guiar a un conjunto de ‘guajes’, vive su momento más dulce. Él fue parte
protagonista del ascenso y en estas dos primeras jornadas de Liga,
especialmente frente al Real Madrid, brilló como el sol que él tanto
esperaba.
Pichu es locura, picardía, veteranía. Es seguro, pero a veces
kamikaze. Es un grande. El de los gritos de alarma al equipo con la
perspectiva que da la ‘cárcel de cal’. Es un gran líder en un grupo de
jóvenes jinetes que, junto a él, luchan por custodiar el honor del Real Sporting de Gijón.
A veces no se le reconoce su trabajo. Pero Pichu es como bien rezan muchos aficionados al fútbol: “uno di noi”. Y con gran orgullo hay que decirlo… Porque lo merece.
Cuellar en los garajes del Molinon | ssdg |
Ya se han disputado dos jornadas y él, junto al bloque infranqueable
que supone su zaga, mantienen la portería a cero. Este dato nunca antes
se había escrito en la historia del Sporting. Este dato es para aplaudir
a Cuéllar durante minutos y en pie, como en los grandes espectáculos.
Porque sí, el fútbol también es arte. Y, cuidado, que todavía puede
seguir sumando minutos sin encajar goles… Quién sabe, quizá opte al
trofeo Zamora. Porque el sol brilla y brilla con fuerza.