Hoy voy a un partido de mi equipo, con mi camiseta y mi bufanda, hace casi
2 meses que no piso el estadio, porque abonarme a una temporada entera me sale
carísimo, y no me lo puedo permitir.
Nos visita un rival de los grandes, espero que el ambiente lo merezca. En
los alrededores no veo mucha emoción, mas bien, poca, el horario no es el mejor,
ni el día, además, es retransmitido por la tele, y hace como para quedarse en
casa.
Al entrar, me doy cuenta de que estaremos la mitad de los que cabemos, me
siento en mi butaca y espero el comienzo. El himno suena bajito, suficiente para
oírlo los que estamos, y el speaker tampoco acompaña.
Recuerdo los tifos de antaño y los previos canticos que te hacen meterte en
el partido, cuando la afición se unía en una sola voz, que tiempos aquellos.
Ahora espero a que pase el chico de los perritos y la Coca-Cola, como en
las películas en los partidos de beisbol. Se acabó el futbol, ahora el
espectáculo esta en la publicidad de las camisetas y las vallas, nadie grita,
nadie canta, nadie aplaude y parece que entra hasta el sueño.
Las pancartas de animo, las banderas ondeando, los silbidos al rival, la
animación , las previas en los bares de la zona, nada, todo ha desaparecido,
casi puedo escuchar a los jugadores hablar en el campo. La única diferencia, es
que no escucho al comentarista de turno, sino me creería que estoy en mi
casa.
De repente, Gol !!!, sin darme cuenta, me levanto, y el señor de atrás, me
dice que no oye su radio, como si estuviera en el cine, me vuelvo a sentar,
acabo mi perrito y le doy el ultimo sorbo a mi Coca-Cola, mientras empatan el
partido. Los jugadores miran a la grada, vacía, como si pidieran complicidad, no
es así, la gente, habla de sus cosas, señala al césped, y se ríen porque un
señor se ha quedado dormido.
Finalmente perdemos, este partido es el que ganaría la afición, con su
garganta, con sus palmas, con sus gritos, con su presión al rival, donde los
equipos visitantes ven una olla a presión en lugar de gradas, donde en un fondo
aparece un lema con la historia impresa, que hace estremecerse, donde los bombos
empiezan a apretar, donde una voz chillona, comienza los canticos y miles le
siguen, contagiando a todo el campo, de sur a norte y de este a oeste, TODOS una
sola voz. Así se comienza ganando, al menos, impresionando y demostrando, que en
este estadio, los 3 puntos, hay que sudarlos.
Me voy a mi casa, caminando, no encuentro a nadie hablando del partido, los
bares vacíos, la noche es mas fría de lo que parece, pero no, es fría porque así
lo han querido, porque así esta decidido, porque era peligroso animar, porque no
es justo protestar, porque no es lógico amar un escudo, una ciudad y unos
colores por encima de los intereses, porque el honor esta en ganar dinero, y no
en defender un sentimiento.
Lo siento, me voy para no volver, hasta que me sienta como un joven de 17
años que estaba de pie, atento a una jugada de peligro, cuando la avalancha te
podía envolver, llegando a casa ronco de gritar, viviendo el compañerismo en la
grada, sufriendo, animando sin descanso. Se acabó.
Dedicado a Ultra-Boys y al Fondo joven, por enseñarme a sentir el
futbol.
LCM