martes, 11 de febrero de 2014

MI PRIMERA VISITA A LA ESCUELA DE FÚTBOL DE MAREO



Si no recuerdo mal, debía tener yo más o menos 5 añitos. Por aquel entonces poco sabía yo de fútbol. En mi casa todos somos sportinguistas de corazón, pero por ejemplo mi padre y mi hermano (el segundo) son del Barsa y el mayor del Madrid, el pequeño según tuviera el día era de uno u otro. Yo soy la única chica entre todos y casi siempre me tocaba a mi pedirle las cosas a mi padre porque decían que a mi me hacía más caso. Mi hermano mayor se enteró de que venía el Madrid y que iba a entrenar en Mareo a puertas abiertas. Y ahí empieza el lío.

Anda...dile a papá que quieres ir a Mareo a ver si nos lleva...porfa...

Y parece que mi hermano tenía razón y organizamos la visita a Mareo. Yo la verdad que no tenía ni la menor idea de lo que era Mareo ni a donde íbamos.


Sólo se que mi hermano estaba muy nervioso...el tenía 9 años. Íbamos en el coche muy callados...mi padre puso música y cantaba. Estaba contento también. Me miraba por el retrovisor y me sonreía.

Cuando llegamos y bajamos del coche mi hermano me agarró muy fuerte de la mano para que no me perdiera porque había muchísima gente...Pues si que deben ser importantes porque nunca había visto tanta gente junta.

Mi hermano me dijo: - No me sueltes la mano pase lo que pase y no te separes de mi.

Siempre fue mi hermano favorito y yo era su hermanita. Sabía que yo estaba allí por él... porque él me lo había pedido. Yo estaba allí sin saber muy bien lo que iba a pasar.

Cuando papá nos dijo que nos fuésemos acercando un poco si queríamos ver algo que si no, no les íbamos a ver salir y así lo hicimos. Nos pusimos al lado de la escalera por donde suponíamos que iban a bajar. Y de repente empezó el revuelo y los gritos de la gente. Mi hermano me apretaba la mano con tanta fuerza que creo que todavía me duele a día de hoy. Estaba nerviosa pero no por mí...por mi hermano. Tenía una cara de felicidad que me encantaba ver. Se ponía muy guapo cuando estaba contento.

Entonces me dijo: - Verás... son los jugadores que salen en la tele, son los de verdad, que guay...fíjate bien a ver si conoces a alguno.

Como era pequeña se dio cuenta de que no veía nada y me cogió en el cuello como pudo el pobre...empezaron a pasar por nuestro lado...su cara se iluminó. Una gran sonrisa salió de sus labios y me miró con esa cara que a mi tanto me gustaba.

Vi venir a dos de ellos que si que conocía... Hugo Sánchez y Emilio Butragueño...que al pasar me rozó sin querer. Mi hermano se río porque yo me queje del leve empujón.

Empezó el entrenamiento y fuimos donde estaba papá que no nos había quitado el ojo de encima, por supuesto.

- Corre...corre...vamos a decirle a papá q Butragueño te tocó...¡¡¡ verás cómo le presta !!!

Mi hermano parecía una ametralladora...no podía callar. Fuimos a coger sitio cerca de la valla para verlos más de cerca

Y aquí viene lo mejor...mi padre me dijo: Sabes quién es ese tan alto?

No...papi...no lo se

Pues mira...es Maceda...jugaba en el Sporting.

Ah...¿y ya no juega papá? Si...¿no ves que está jugando?

De repente se escapó un balón y que venía hacia mí. Yo no me atreví a moverme por si se pensaban que me lo quería quedar o algo así. El chico que me había enseñado papá hacía un ratito...Maceda...venía hacia mí a buscar ese balón.



Y me dice: Venga...pásamelo. Miré a mi padre con cara de susto esperando a ver qué me decía...y me suelta...venga guaja tírasela ya...

Lo q no sabía mi padre es que el balón nunca me hacía caso y se iba a donde él quería, no donde yo quería que fuera. Sabia que no lo iba a tirar bien, pero aún así le di una patada muy fuerte. Claro que pasó lo que yo me suponía... lo mande al lado contrario al que lo tenía que mandar.

Casi me muero de la vergüenza... pero mi hermano que me vio la cara y sabía qué me pasaba, vino corriendo y me dijo: Tranquila... es que ese balón no es como el nuestro...pesa mucho más que la nuestra y tú todavía eres muy pequeña. Es normal que no puedas darle bien.

Ya empezaban a recoger para irse, cuando vi q venía hacia nosotros caminando Maceda...yo quería irme pero mi hermano quería verlo de cerca y esperé allí quieta casi sin respirar.


Cómo te llamas? Le dije mi nombre y seguidamente me dice...No te pongas triste, una niña como tú con esos ojazos y esa melena tan preciosa no puede estar triste nunca por nada. Me sonrió y yo a él y entonces se fue.

Mi padre y mi hermano estaban con los ojos como platos cuando me di la vuelta...y va y me dice mi hermano...por una vez te ha venido bien ser tan patosa...

Los tres nos echamos a reír a carcajadas...fuimos a buscar el coche y de camino a casa.

Creo que ahí comenzó mi afición al fútbol... gracias a mi hermano. Y así sigo a día de hoy sufriendo con esos chicos de pantalón corto q le dan patadas a un balón.

Gracias hermanito.

Gracias por compartir muchos momentos inolvidables a tu lado.

FIN

Por REBECA FERNANDEZ

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