EL GUARDIÁN DE LOS SUEÑOS

Alejo Caso (Mayordomo de El Molinón desde 1981)

En un fin de semana de alegrías y tristezas, de goles y perdidas, llegó la peor noticia de todas, nos dejó el “guardián de los sueños”.

 Jugadores, entrenadores, presidentes y aficionados encontrábamos siempre las puertas abiertas de tu casa, El Molinon, el campo de los sueños, de éxitos y fracasos, de emociones y anécdotas. La mía, cuando te conocí, hace mucho tiempo, me hace entender lo importante que eras, porque cada llave tuya, lleva impresa una emoción, una historia, una risa y una lagrima. “Pregunta por Alejo”, me dijeron aquel día, te encontré en el garaje y me dijiste, “guaje onde vas”, yo me quedé quieto y te explique lo que necesitaba, me sonreíste, siempre sonreías, y me llevaste al campo, “vamos por aquí que atajamos”. No lo olvidaré nunca, pisé el césped del Molinon contigo. Estaba ante la persona mas importante del Sporting, y desde ese día, cada puerta abierta que veía, al ir a ver un partido, sabia que habías estado por allí, al acabar, las ibas cerrando y tu solo rondabas el templo. No eras solo un “mayordomo” sino que guardabas, como tuyo, lo que mas amamos, guardabas, donde se forjó la historia del Sporting. Los Miércoles, en las pruebas de Directo Molinon, te asomabas a la cámara y te veía desde Santander, también estabas allí, sin horario, con una sonrisa, porque no era solo un trabajo, era tu vida. Podría escribir sobre mil jugadores, cien entrenadores, pero sobre una buena persona, porque quien te conoció, sabia que así eras, se hace difícil sin que se cristalicen los ojos. Te echaremos de menos Alejo, esta puta vida, que nos deja sin los mejores, al menos nos refugiaremos pensando que estarás viendo a tu equipo, a tu gente, a tus amigos, que son muchos, desde ahí arriba, donde este fin de semana, hay cola para entrar, pero tu estarás en lugar preferente, porque pocos corazones rojiblancos hay allí arriba, tan grandes como el tuyo. Descansa en paz amigo, en tu casa se te recordará, y cuando regrese al Molinon, dentro de unos días, faltará alguien, el “guardián” de nuestros sueños.

Loren Castro