Comprendo a los optimistas, incluso, comprendo a los
que no los son tanto, intento comprender al resto, pero al que no entiendo, es
al míster, aunque le comprendo. Entender y comprender, son dos términos
distintos, términos que nos llegaran a sonar, como nos suenan los discursos y
las ruedas de prensa, ¿por qué?, fácil, la primera, es igual que la última.
No comprendo porque hay que conformarse con lo que
hay, con lo que somos, con lo que tenemos, ¿qué es mucho mejor el ambiente
hostil y de pañuelos del año pasado?, parece que se echa de menos, o parece que
el agua está llenando los tanques y que los maestros de las tortugas ninja,
empiezan a aflorar. Nunca fui de las tortugas, me parecen animales, lentos,
previsibles, apáticos y egoístas, pero menos de sus maestros. Como algunas
personas, que creen tener la potestad y la exclusividad sobre la razón, cuando,
aun sin demostrar nada, se refugian en la excusa, el tembleque y el despotismo.

La situación no es mala, para quien con desaliento, y
de vivir en peores tiempos, quizás con exceso de optimismo, ve como las
jornadas pasan y las soluciones no llegan. Soluciones o remedios, como si en un
menú, esperáramos al postre, en vez de saborear plato a plato.
Sportinguistas, no hay nada perdido, ni ganado, pero
prefiero ver un ejército de corderos mandados por un lobo, que un ejército de
lobos, mandados por un cordero. A lo mejor no tenemos, ni lobos, ni corderos,
pero tenemos una oportunidad, la de que alguien le explique a este señor, que
los videos, se ponen antes, no después, que a los 10 minutos de cualquier
partido, habrá ya cosas negativas, incluso, positivas, pero donde seguro que se
sacan conclusiones, es en los descansos y hay que saber gestionar los
resultados, ir a por el partido, controlarlo o mejorarlo, nunca salir peor.
Gestión, de grupos, de equipos, eso es un entrenador, hay cosas que no se
entrenan, como hay cosas y aptitudes, que no se aprenden, o se tienen o no se
tienen. Basta ya de humildades, basta ya de disculpas, basta ya de discursos
fáciles, ganar, ganar o ganar y sin miedo a nombrar a los culpables en las derrotas,
ejerza de jefe que es por lo que le pagan, que parece que está en un equipo
porque le tocó en sorteo. Y piense, piense en su carrera, porque de donde
viene, es donde mejor va estar.

Loren Castro
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